Existe la creencia de que hacer ejercicio nada más levantarse y en ayunas hace que perdamos más peso. En cambio, según dice la Fundación Española del Corazón, se trata de una leyenda.
Cuando hagamos ejercicios sin haber comido nada anteriormente, se queman todos los depósitos de glucógeno de los músculos y el hígado, y como resultado se tiene una sensación de fatiga. Además, el ejercicio en ayunas hace que crezcan las probabilidades de riesgo cardiovascular como oxidación y la inflamación. La Fundación Española del Corazón, nos recuerda que el efecto beneficioso del deporte se alcanza haciendo actividades, sino en las respuestas que se producen en el organismo cuando se ha terminado el ejercicio.
Los músculos toman energía de los hidratos de carbono. Esta es la razón por la que los atletas de primer nivel pueden comer mucho antes de una competencia. En cambio, si el deportista no ha comido, su cuerpo no tiene carbohidratos en sus reservas, por lo que obliga al sistema nervioso a quemar la grasa.
Muy pocos son los estudios que han confirmado que se queme más grasa estando en ayunas que habiendo comido algún alimento, por lo que si hacemos una media, la diferencia de quema de grasa no tendría importancia. Además, otros estudios de tipo endocrinológico confirman que hacer ejercicio en estado de carencia de alimentos que se acaban de tomar ayuda a ralentizar el metabolismo, como respuesta de alerta de nuestro organismo, mucho más preparado para la supervivencia de lo que se cree.
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